La calefacción y el agua caliente representan casi la mitad del consumo total de energía en edificios a nivel mundial. A pesar de la creciente popularidad de las bombas de calor eléctricas, la gran mayoría de la calefacción se basa en la combustión de combustibles fósiles o renovables. Los métodos de calefacción que implican combustión sobrecargan los equipos debido a las altas temperaturas y la formación de subproductos corrosivos, lo que puede afectar no solo a la eficiencia, sino también a la seguridad. Por lo tanto, Los sistemas de calefacción modernos dependen cada vez más de aceros inoxidables que contienen molibdeno.